El Aeropuerto
Internacional O'Hare de Chicago, uno de los principales de Estados Unidos,
tiene un nuevo equipo encargado de mantener el césped podado: una manada de
cabras, ovejas, burros y llamas.
Las llamas ayudan a
proteger a las ovejas y a las cabras de los coyotes que deambulan por las zonas
boscosas cercanas al aeropuerto, uno de los más ajetreados del mundo. Y los
burros son lo suficientemente grandes y agresivos como para espantar a los
depredadores.
Juntos, los animales
mantienen la zona libre de animales que pueden interferir, o inclusive crear
situaciones de peligro, en las operaciones aéreas.
El césped crecido no
sólo da una mala imagen, explicaron funcionarios del aeropuerto, que
presentaron el martes al particular nuevo equipo de mantenimiento del
aeropuerto. También favorece la proliferación de pequeños roedores, que a su
vez atraen a los halcones y a otras aves de presa.
"Los pájaros y
los aviones no deben mezclarse", aseguró Rosemarie Andolino, comisionada
de la autoridad aeroportuaria de Chicago.
El Aeropuerto
Internacional O'Hare usaba herbicidas y podadoras de césped motorizadas para
mantener las cerca de 3.200 hectáreas de tierras que rodean el aeropuerto.
Pero las áreas
rocosas y montañosas alejadas de las pistas eran difíciles de mantener y podían
dañar el costoso equipo de la ciudad. Y a pesar de dedicar arduas horas de
trabajo a perseguir a la fauna silvestre, los encargados municipales no
lograban acabar con el problema.
Así que Chicago
decidió seguir el ejemplo de aeropuertos en Seattle, San Francisco y Atlanta y
probar una técnica más tradicional. Con el nuevo equipo de rumiantes, además de
darle un respiro a los funcionarios encargados del tema, se disminuye el uso de
combustible para el cuidado del lugar.
Aún está por verse el
impacto real que tendrá la manada de catorce cabras, seis ovejas, dos llamas y
tres burros. Los animales deben ser mantenidos a raya tanto de las pistas como
de las autopistas aledañas al aeropuerto.
Como prueba, los
funcionarios del aeropuerto designaron cuatro zonas valladas con césped
suficiente como para mantener a los animales masticando contentos por meses.
Se medirá el tiempo
que le lleva a la manada limpiar cada sección, y si todo sale como lo esperado,
no descartan traer más animales y ampliar el área para que pasten, dijo
Andolino.
Un restaurante local,
que posee sus propias cabras para fabricar queso, se asoció con un grupo protector
de animales para cuidar al rebaño, a un costo de 19.000 dólares por dos años.
"Es un proyecto
muy barato", aseveró Andolino.
Los bomberos del
aeropuerto le suministran agua fresca y un grupo de cuidadores se ocupan de
llevar a la manada a un establo provisional en las noches.
Cuando comience a
hacer demasiado frío, serán transferidos a un refugio más cálido.
Los animales no
parecen sobresaltarse con el rugir de los aviones, observó Pinky Janota, del
refugio de animales Settlers Pond.
"Esta mañana
nació un pequeño cordero", contó. "Está muy bien, mamando de su madre
mientras los aviones le vuelan por encima. Ni parpadea", afirmó.
Decidieron llamar
O'Hare al cordero, por supuesto.
El Aeropuerto
Internacional O'Hare de Chicago, uno de los principales de Estados Unidos,
tiene un nuevo equipo encargado de mantener el césped podado: una manada de
cabras, ovejas, burros y llamas.
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